domingo, 15 de junio de 2014

Un poco de heroismo

A partir de la ilustración, las sociedades urbanas de occidente aportaron al mundo el concepto de modernidad: Un estadio en el cual el individuo establece sus propias metas, gestiona su vida desde una perspectiva racional y - sobre todo - se establece una realidad en constante evolución.

El conjunto de esos preceptos nos encanta a casi todos, al menos en teoría, al menos mientras no nos implique dificultad. Todos queremos ser modernos, cosmopolitas, vanguardistas; mientras las reglas de juego sean las mismas y podamos saber a que atenernos. Mientras eso de cosmopolitas y vanguardistas se quede en el terreno de las opiniones que tenemos, los restaurantes a los que vamos o la música que escuchamos.

El problema es que no podemos constreñir la modernidad a un espacio tan pequeño.

El mundo ha sido siempre un escenario en transición, plaza de constantes crisis, sucedidas (o precedidas, según se ubique uno) por un período de calma, en el que el nuevo modelo nacido de la crisis correspondiente evoluciona, se consolida, alcanza su cúspide y... cae a su vez en crisis. Es así desde que la sociedad existe, pero la modernidad ha reducido enormemente - y cada vez mas - la duración de los ciclos. La evolución tecnológica y los cambios sociales generan una sociedad dinámica. Y todo tiene dos caras. hemos vivido décadas de crecimiento, de bonanza, y cuando menos nos lo esperamos el escenario revienta. Lo peor es que aunque aparezcan señales, aunque nos podamos preparar un poco, la onda expansiva nos alcanza. La crisis actual no nos ha llenado de muertos como la peste negra, las grandes guerras o los desastres naturales, pero ha llenado de dramas humanos nuestro presente.

No puedo sin embargo dejar de pensar que es gracias a ellas que el mundo evoluciona, que es en medio de ellas cuando nuestra especie demuestra sus mejores cualidades (inventiva, adaptación, solidaridad, entre otras) y saca a relucir aquello que nos hace algo más que el mayor depredador y el más sanguinario destructor de la historia de la tierra. Las crisis nos obligan a tomar la responsabilidad, o al menos una parte de ella en nuestras manos, nos exigen una respuesta.

Un problema sin embargo en nuestra capacidad de responder a esta crisis esté en la comodidad que acompaña a la bonanza: Vivimos la época de la información, pero nuestro conocimiento es tan limitado como siempre, o más, sólo que camuflado bajo una pátina de datos dispersos que simplemente nos hacen mas vulnerables y más temerosos. Tenemos comodidades alcanzadas y coberturas sociales que nos hacen tener algo que perder y por tanto nos vuelven cobardes. Tenemos un alto nivel de formación profesional, pero una tolerancia al fracaso baja, modelada por un sistema que nos vendió la mentira de que entregarse desaforadamente al trabajo, llenarse de stress, meterse obedientemente en la colmena valía le pena porque a cambio seríamos protegidos por una estructura que ahora hace agua por todos lados y que se ve impotente para cumplir con la promesa. Crecimos deseando convertirnos en consumidores para demostrarnos así que habíamos alcanzado de verdad el status de ciudadanos. Hemos comprado el espejismo de que los bienes garantizan la felicidad, sin darnos cuenta de que no sólo era una mentira sino que cuando el sistema no funciona y no podemos continuar con el juego, al vacío y la angustia se añade la frustración de habernos quedado en la cuneta.


Pero sigo creyendo que nada está perdido, que cada nueva crisis nos aleja de la barbarie y nos acerca a un mundo mejor. Que quizás sólo nos falta es un poco de heroísmo. Pienso que nos hemos vuelto una sociedad cómoda, indispuesta para el sacrificio, demasiado consciente de sus derechos y muy poco de sus obligaciones, que nos quejamos por los trabajos mal pagados pero nos arremolinamos para comprar camisetas a tres euros elaboradas en países donde se paga un euro al mes a operarios semi esclavizados. Quizás una receta (una más, nadie tiene la poción mágica) es arremangarse y empujar, como se hace cuando no tienes alternativa si quieres volver vivo a tu casa. Quizás necesitamos recuperar el espíritu que poseíamos cuando no teníamos calefacción central ni agua caliente, ni siquiera agua corriente. Lo que hizo grande a la humanidad es su capacidad de superar las dificultades y salir adelante.

Ya habrá tiempo, y no hay que olvidarse de ello, de buscar culpables y pedirles cuentas, aunque al final el político corrupto y el empresario despiadado no sean más que la versión amplificada del comerciante tramposo y el autónomo pillo: Todos buscan su beneficio sin importarle a quien dañan en el camino.

Habrá que preguntarse si estamos buscando la calentura en las sábanas, como se dice en mi país. Si el problema no está en el modelo productivo o en quien detenta en el poder, sino en el uso que hacemos de él. En un modelo educativo que prima la competencia y el individualismo en lugar de incentivar junto al desarrollo individual (los colectivismos ya fracasaron) el sentido de cuerpo y la visión solidaria

La crisis es una oportunidad, y si hay algo que me ha quedado claro leyendo unas cuantas estadísticas últimamente es que mientras menos preparados estemos menos posibilidades tendremos de salir de esta bien librados. La gran mayoría del paro de larga duración en España lo acumulan las personas con niveles formativos bajos. En lugar de llorar, estudiar, que resulta más útil y es el único camino que se ha demostrado capaz de crear sociedades más justas. Estudiar y cultivarse. La cultura es una herramienta poderosa en el desarrollo social, nos hace más sensibles y mas curiosos, nos incita a explorar nuevos caminos. Las sociedades más cultas generan sistemas más equilibrados y al menos hasta donde conozco, están más cerca de lograr el máximo ideal de una sociedad libre: Poner el acento en lo importante.

Vuelvo a mi idea del heroísmo porque estoy cansado de oír a gente quejarse de su destino mientras veo a otros que se arriesgan y van saliendo adelante. Comprendo que no todos nacemos para héroes pero también es cierto que hay momentos en que requieren que todos seamos capaces de dar nuestro máximo.

Acabo copiando el anuncio que Ernest Shackeltón publicó en los diarios británicos en 1913 para reclutar marineros para su expedición y que recibió más de 5.000 solicitudes. ¿Cuantas recibiría hoy? 27 hombres viajaron con él al Polo Sur y se pasaron dos años atrapados en el hielo sin demasiada esperanza de sobrevivir. Su experiencia seguramente fue peor que esta crisis, pero los veintisiete volvieron con vida. ¿Nos invita a pesar algo?

"Se buscan hombres para un viaje peligroso. Sueldo bajo. Mucho frío. Largos meses de completa oscuridad. Constante peligro. No se asegura el retorno con vida. Honor y reconocimiento en caso de éxito"


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