lunes, 25 de marzo de 2013

¿Qué protegemos cuando defendemos la cultura?



Una de las herramientas más importantes del marketing, el posicionamiento, se refiere al "lugar" que un concepto ocupa en la mente del público. Los expertos señalan que un posicionamiento claro y sobre todo concreto, permite una propuesta de valor eficaz, y garantizará al producto/servicio/idea que lo genera, un lugar relevante en nuestra mente. 

Posiblemente uno de los grandes problemas del termino "cultura" es que no tiene un posicionamiento claro. Lo usamos para un sinfín de cosas. A modo de ejemplo cito tres: Un conjunto de tradiciones (la cultura del país) las relaciones en torno a un producto (la cultura del comic) los productos artísticos (interés por la cultura), pero la lista es más larga, demasiado larga.

Es lógico entonces que sea tan fácil mezclarlo y confundirlo todo. Que se entienda que el derecho a la cultura signifique que las actividades artísticas y otros productos similares deben de ser gratuitas o que la cultura es un negocio lucrativo porque un puñado de artistas en particular del cine y la música hagan fortuna con su trabajo. Intentar aclarar el berengenal sería un intento excesivo para estos pocos párrafos, así que me centraré en lo que para mi es realmente importante. ¿Que aporta la cultura para que tengamos que darle importancia en la sociedad. Si es que debe ser así?

En nuestro mundo occidental contemporáneo, consideramos importante la identidad. En una sociedad donde las cosas se suceden y desaparecen con velocidad pasmosa, la posibilidad de que sistemas sociales que se han desarrollado a lo largo de cientos o miles de años desaparezcan de pronto es real. El proceso evolutivo que cada sociedad ha tenido a lo largo de su historia es un proceso de selección en el cual se han elegido caminos y desechado otros. La subsistencia de diversos sistemas sociales ("culturas") permite la conservación de diversas fórmulas de conviviencia viables (las no viables desaparecen espontáneamente en el camino) Todo nuestro sistema de conciencia basado en la relatividad de la propia experiencia y la validación de la alteridad se basa en la posibilidad de  conocer y reconocer otras variantes de interacción social. Por poner un ejemplo: Sin la subsistencia de las sociedades amerindias o subsaharianas, no habriamos redescubierto para occidente la importancia del contacto físico para los bebés, ya que en algún momento nuestra sociedad desechó esa forma de interacción. La posibilidad de contrastar la fortaleza de los vinculos emocionales en las diversas culturas y encontrar los elementos que las construyen permite corregir un error en el proceso. Sin el "otro", un otro diverso, esa posibilidad se extingue.

En un mundo globanizado, en el que las fuerzas dominantes imponen sus habitos y fórmulas sociales, la diversidad cultural es un bien en peligro, que debe protegerse por su capacidad de proponer soluciones diversas y con ellas una riqueza que nos puede hacer mejores. Las sociedades han evolucionado en gran medida gracias al mestizaje provocado por los grandes procesos migratorios que llevan masas nuevas a los lugares en el momento florecientes. Hoy en día los africanos que emigran al sur de europa y los europeos mediterráneos que migran a la Europa del norte, los asiáticos que migran a oriente medio o Australia y los suramericanos que migran a America del norte llevan a los paises receptores unas experiencias que permitirán con el tiempo el surgir de nuevas culturas y modelos sociales.

Todos los elementos que recogen esa diversidad: la gastronomía, la lengua, las artes, la religión, el humor y un sinfín mas, son en esencia lo que llamamos cultura. El derecho a la cultura es -a mi entender - el derecho a participar, conocer, disfrutar y proponer en ese espacio. Un espacio vivo y potente, pero que poco tiene que ver con un mundo económico. El derecho a la cultura tiene que ver con el derecho a aprender a ser agentes de la misma, igual que aprendemos a ser agentes de la actividad económica o de la sociedad civil y, al igual que el derecho a la salud o a la educación, debe estar protegido porque su ejercicio complementa las herramientas sociales del individuo y le permite desarrollarse de manera mas completa. (Estos derechos se recogen en el pacto internacional de derechos económicos sociales y culturales ratificado en las Naciones Unidas en enero de 1966).

Por otra parte, ya en 1982, la UNESCO publicó un estudio de expertos de diversos paises titulado "Industrias Culturales, el futuro de la cultura en juego" En el que se hace hincapie en la importancia de las industrias culturales para proteger la diversidad. En un mundo de reglas económicas, donde el más fuerte se impone, sólo la profesionalización de una parte de los actores culturales puede garantizar unos espacios mínimos de salvaguarda de las culturas locales; ahora bien, la actividad laboral en el ambito de la cultura ya no implica un espacio de consumo gratuito, como no lo son la comida o el vestido. Es necesario que se valore, en los dos sentidos del término: Dar valor y poner precio, a la actividad cultural profesional, porque su producción implica medios y porque la dedicación exclusiva del productor cultural a dicha actividad debe permitir la subsistencia.

No estoy a favor de que el Estado sea quien financie las industrias culturales, esta opción ofrece tantas luces y sombras como cualquier otra, pero si estoy convencido de que un Estado responsable debe facilitar el acceso a los productos culturales, al igual que se hace con otros productos necesarios para garantizar una vida digna. Un gobierno inteligente, debería buscar estrategias para fomentar el consumo de una industria que (en el caso español) aportó en el año 2009 el 3.6% del PIB, genera una gran cantidad de puestos de trabajo no delocalizables y tiene como valor agregado, si los criteros expuestos son correctos, un sentido estratégico en la conservación de la propia identidad.

2 comentarios:

  1. A mí me parece que el Estado sí debería financiar las industrias culturales. Claro que a lo mejor estoy equivocada.
    Lo cierto es que se da poca importancia a la cultura. Es mi opinión.

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    1. Gracias por tu opinión. Yo creo que deben apoyarlas, incluso económicamente, por su importancia estratégica y simbólica. Lo que no puede ocurrir es que exista una total dependencia, porque entonces no se trata de una industria sino de una carga

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